Estás en una relación estable desde hace años o meses, pero sientes que tu forma de amar se limita, tienes curiosidades y experiencias por vivir o, quizás, sin buscarlo una persona externa te provoca sensaciones que te ponen a pensar.
Uno no quita al otro, sigues amando y deseando una vida junto a tu pareja.
Es posible que hoy en día, dada la mayor información que hay al respecto, te hayas planteado una relación abierta y te preguntes si el poliamor es lo correcto.
Puede ser que hayas imaginado diversas situaciones poliamorosas e incluso tengas mil dudas al respecto.
Si es así, te compartiré un truco y consejos para que la comunicación de tu nuevo deseo sea lo más eficaz posible.
Pero empecemos por el principio.
¿Qué llamamos una relación abierta?
Las relaciones abiertas son todas aquellas duplas o triejas, que se conciben bajo la no-exclusividad sexual, afectivas o ambas.
Como las pareja llamadas swinger o liberales que se encuentran abiertas al sexo juntos o por separado.
Es recomendable que en este punto te detengas para pensar y sentir qué es lo que realmente deseas cuando te inclinas por “abrir la relación”, porque, como ves, son diferentes gestiones hacerlo juntos que por separado, no es lo mismo incluir una nueva persona a la convivencia que se mantenga fuera.
Saber lo que realmente deseas y conocer estos matices es fundamental para dar el primer paso.
Ahora sí, estarás listo para comunicarlo y hacerlo con el mayor tacto posible hacía tu pareja.
Una de las formas más habituales de abrir una relación suele ser de manera swinger o liberal, en donde las emociones, sentimientos y convivencias no se mezclan.
Ten en cuenta lo siguiente:
Al empezar, es posible que debas enfrentarte a los celos, ya sea porque los experimentes o debas acompañar a tu vínculo durante un episodio, por lo que te recomiendo contar con un apoyo para que los celos no sean un impedimento.
La hora de la verdad.
Llega el momento de comunicarle a tu pareja el deseo de abrir la relación y gestionar las posibles reacciones que pueda tener.
Quizás has pensado en presentarle el libro Ética Promiscua, sacar el tema como quien no quiere la cosa o poner una película que abra el debate, pero lo que te recomiendo, siempre, es ir al grano con la pregunta.
Según el tipo de persona que seas y la complicidad que tengáis para comunicar vuestros sentimientos, es posible que temas que tu pareja se enfade y que no sepas cómo llevarlo, lo que te puede conducirte a postergar tu labor durante semanas, meses ¡o años!😱
Quizás temas que se malogre vuestra relación si se lo dices o simplemente no sepas por dónde empezar.
¡Qué no cunda el pánico! A continuación te presento 3 pasos para prepararte.
La idea es ordenar tus ideas, gestionar emociones y comunicar de la mejor manera posible.
¡Vamos a ello!
Comunicarle a tu pareja que quieres abrir la relación
Cada pareja es un universo de comunicación diferente, así como cada persona se toma las informaciones de maneras diferentes.
1 . Define exactamente qué deseas en una relación abierta hoy.
En primer lugar, te recomiendo coger para apuntar y responder una serie de preguntas:
¿Qué quieres con una relación abierta?
Estas preguntas te ayudarán a definirlo: ¿A qué te deseas abrir? ¿Cuál es el límite? ¿Te gustaría compartirlo (swinging) o prefieres experimentarlo a solas (liberal)? ¿Quisieras evolucionar hacia una trieja o no? ¿Te gustaría descubrirlo junto con tu pareja? ¿Con qué medios cuentan para los celos y acuerdos en la relación poliamorosa?
Una vez que lo tengas claro, asegúrate de que la otra persona entienda las mismas expectativas que tú para cada etiqueta.
Ten en cuenta que las confusiones no se pueden evitar al 100%, son algo que sucede en la comunicación, las propias ilusiones o expectativas pueden filtrarse. Por lo que aceptar que alguien se pudo «haber confundido» aligera el proceso.
2. Preparar el terreno para comunicar.
Una vez que lo tienes bien definido pasamos a lo siguiente:
Primero, pídele permiso para comunicarle algo importante.
Sugerencias: «Necesito que hablemos cuando puedas y te sientas con ganas, ¿te parece?”.
“Quisiera hablar contigo, cuando estés tranquila y tengas tiempo, ¿si?”.
Segundo, adviértele que tienes algo muy importante que decirle.
Es más fácil digerir una noticia inesperada cuando te han alertado de ello, más aún cuando te advierten que podrá no gustarte o sorprenderte.
“Voy a decirte algo que quizás no te va a gustar»
“Quiero compartirte un deseo que quizás te sorprenda”.
Con esta frase, muchas personas, imaginan “lo peor” dando lugar a que la nueva noticia no sea tan terrible como parecía o que no genere mayor sensación de estrés.
3. Dar el paso y decirlo
¡El momento de la emoción!
Puede que no te salgan las palabras de la boca cada vez que intentas decirlo. Qué sientas una parálisis verbal o un nudo en la garganta que te impiden expresarte.
Repetir en tu cabeza la primera frase de lo que vas a decirle puede ayudarte. Escribir en el paso 1, también, te aliviará, créeme.
En esos momentos lo mejor es no pensar, soltar y decirlo abiertamente y conectando con el corazón.
Por cierto, a veces es más fácil decirlo cerrando los ojos o mirando el suelo 😅.
“Llevo un tiempo informándome y leído sobre el tema y me gustaría saber si te gustaría que habláramos de abrir la relación, ¿quieres hablarlo?”
“Tengo curiosidades e inquietudes sexuales que me gustaría vivir y deseo hacerlo juntos, ¿qué opinas?
“¿Te importaría que tenga relaciones sexoafectivas con otras personas?” (Quizás es muy directo, pero es un estilo)
“Entiendo que esto te suene raro o no te guste pero he estado pensando en abrir la relación, ¿Qué piensas tú al respecto?”
“….”
Como puedes apreciar hay diferentes formas y estilos, estas son algunas sugerencias pues formular la tuya a tu manera.
Continuamos…
Una vez lanzados a la piscina, toca gestionar las emociones o reacciones que recibirás del otro.
Si se lo toma con jolgorio y empatía será más fácil 🙂 ¡enhorabuena!
Si no es así, mi consejo es que respires y escuches lo que te diga, evitando a toda costa tomar sus dichos o reacciones como algo personal. Recuerda que la negación y el no son unas de las primeras reacciones desde el miedo o lo imprevisto.
Una de las razones por las que nos cuesta comunicar, justamente, es la reacción que el otro pueda tener.
«Tengo miedo de que se enfade», «no quiero molestar», «y si me dice que no», «sé que no le va a gustar», «y si no confía más en mí»…
Sin dudas, abrir la relación es un punto de inflexión, puede afianzar vuestra complicidad o bien puede sacar a la luz un completo desastre , del que haya que retroceder o tomar nuevos caminos. Tanto una posibilidad como la otra son correctas.
Por último, quiero darte un consejo de hermana mayor: si deseas abrir las relación para salvarla, es recomendable, mejor, averiguar si el origen que causa el declive de vuestra relación es una exclusividad que necesitan romper, si es así ¡adelante!
De lo contrario, dicen que no sirve o que suele ser peor, pero como siempre digo, la práctica te lo dirá.
Así que guarda este artículo como referencia y ponte manos a la acción, prepárate para comunicarle a tu pareja eso que tanto ronda tu mente. Sea lo que sea, si sale del corazón honesto y con tacto, será lo correcto.
¡Ánimos!
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